lunes, 28 de noviembre de 2011

MODALIDADES ORACIONALES

            Las oraciones, además de tener un sujeto y un predicado, poseen una intención comunicativa, dependiendo de aquello que pretenda transmitir el hablante. Atendiendo a esto, podemos diferenciar distintos tipos de modalidades oracionales. Según la actitud del hablante podemos diferenciar los siguientes tipos de oraciones:
·         Enunciativas. Son aquellas oraciones que enuncian un hecho o transmiten una información. Pueden afirmar (afirmativas) o negar (negativas).
                               Ej. Hoy hace un buen día.
                           Mañana no podré acompañarte.

·         Interrogativas. Son aquellas oraciones en las que el emisor espera una respuesta verbal por parte del receptor. Pueden ser directas ( ¿Cuántos años tienes?) o indirectas (Me interesaría saber tu edad).
            A su vez, las interrogativas directas pueden ser totales o parciales. Son totales aquellas por las que se pregunta por la totalidad de la oración y cuya respuesta se realiza con un adverbio como sí, no, quizás, posiblemente, tal vez,etc. Ej. ¿Vienes con nosotros?, ¿Es ya la hora?. Las parciales son aquellas oraciones que no se pueden contestar con adverbios sino que preguntan por algo concreto. Ej. ¿Dónde vives? / ¿Cuándo lo viste?/ ¿Qué hora es?

·         Oraciones imperativas o exhortativas. En estas oraciones el hablante espera que el oyente haga algo, así expresa petición, ruego o mandato.  Ej. Tráeme un vaso de agua. / Dime la hora.

·         Oraciones exclamativas. Son aquellas que expresan sorpresa, emoción, tristeza, alegría, etc., en definitiva, muestra las emociones y los sentimientos del hablante cuando dice algo. Ej. ¡Qué alegría me da verte! / ¡Está lloviendo mucho! / ¡Ten cuidado con ese coche!

·         Oraciones desiderativas. El emisor expresa deseo de que se cumpla la acción del verbo. Ej. Ojalá Luisa pueda alcanzar sus sueños. / Deseo que llegues a tiempo.

·         Oraciones dubitativas. Son aquellas oraciones en las que el emisor expresa duda o inseguridad en el cumplimiento de la acción. Aparecen en estas oraciones adverbios como quizás, tal vez, posiblemente o también la estructura puede que. Ej. Puede que esta tarde venga mi hermana. / Quizás te llame para salir esta noche.

La oración

ENUNCIADO Y ORACIÓN
            Los textos se forman relacionando unidades más pequeñas. Estas unidades aparecen delimitadas por pausas y reciben el nombre de enunciado.
            Así, los enunciados son unidades mínimas de comunicación, delimitadas por pausas, que transmiten un mensaje completo. Los enunciados, a su vez, pueden ser oracionales y no oracionales.
                        Ej. ¡Qué joven!
                            ¿Cuántos años ha cumplido el niño?

            Los enunciados oracionales son aquellos que tienen la estructura de la oración. Una oración es un tipo de enunciado que transmite un mensaje completo y coherente y que posee una entonación propia.
            Las oraciones tienen una estructura que puede explicarse a partir del siguiente esquema:



  SINTAGMA NOMINAL SUJETO + SINTAGMA VERBAL PREDICADO = ORACIÓN



            Sin embargo, para entender esto, antes será necesario, repasar el concepto de sintagma.  

CONCEPTO DE SINTAGMA. TIPOS.

            Un sintagma es una unidad compuesta por una palabra o conjunto de palabras que desempeña una misma función dentro de una oración. Se clasifican de la siguiente manera, dependiendo de la palabra que funcione como núcleo:

·         Sintagma nominal (SN) à Es aquel sintagma en el que la palabra que funciona como núcleo es un sustantivo o pronombre.

            Ej. Un feliz día.   Ellos.

·         Sintagma verbal (SV) à Sintagma en el que ejerce como núcleo un verbo ( por lo tanto, serán sintagmas verbales los predicados de las oraciones).

                        Ej. Compré un regalo a mis hijos.

·         Sintagma adjetival (S.Adj) à Su núcleo es un adjetivo.

                        Ej. Beneficioso para la salud./ Carmen es rubia.

·         Sintagma adverbial (S.Adv) à Aquel tipo de sintagma en el que el adverbio funciona como núcleo.

                        Ej. Lejos de su casa. / Estudió poco.
           
            Junto a estos tipos de sintagmas que se llaman de una forma u otra dependiendo de su núcleo, encontramos otro tipo que se denomina sintagma preposicional (S.Prep). El sintagma preposicional es aquel que está introducido por una preposición, seguida de un SN. Es decir, la estructura de este sintagma sería la siguiente:

                                   S. Prep à Preposición + Sintagma Nominal

CONSTITUYENTES DE LA ORACIÓN. LA CONCORDANCIA

            Una vez que hemos aclarado el concepto de sintagma, podemos entonces afirmar que la oración se compone de un sintagma nominal con función de sujeto y un sintagma verbal con función de predicado. De esta forma, el núcleo del sintagma nominal sujeto es un sustantivo o pronombre, mientras que el núcleo del predicado es el verbo.


            Ej. Los hijos de mi vecino  han organizado una fiesta de cumpleaños.
                            SN Sujeto                                     SN Predicado
            Dependiendo de su estructura, podremos hablar de dos tipos de oraciones. Por un lado, la oración simple y por otro lado, la oración compuesta.

                     Oración simple
La oración simple es aquella que posee una sola estructura sujeto – predicado. Es decir, aquella que solo posee un verbo.
                 Oración compuesta
 La oración compuesta posee más de un verbo y, por tanto, más de una proposición.


            En ocasiones, el sujeto puede no aparecer explícito en la oración, entonces hablamos de sujeto elíptico u omitido (SO).
            Ej. Llegamos a tiempo. (Nosotros) / Vine con mi madre (Yo).
            El sujeto y el predicado mantienen una relación que se denomina de concordancia. Ambos deben concordar en cuanto a la persona y el número. Así no podemos usar oraciones como Los gatos va al parque, sino Los gatos van al parque.

domingo, 6 de noviembre de 2011

El señor de Bembibre (fragmento)


" Estaba poniéndose el sol detrás de las montañas que parten términos entre el Bierzo y Galicia. Doña Beatriz clavaba sus ojos errantes y empañados de lágrimas, ora en los celajes del ocaso, ora en los árboles del soto, ora en el suelo, y don Álvaro, fijos los suyos en ella, de hito en hito, seguía con ansia todos sus movimientos. Ambos jóvenes estaban en un embarazo doloroso, sin atreverse a romper el silencio. Se amaban con toda la profundidad de un sentimiento nuevo, generoso y delicado, pero nunca se lo habían confesado. Los afectos verdaderos tienen un pudor y reserva característicos, como si el lenguaje hubiera de quitarles su brillo y limpieza. Esto cabalmente es lo que había sucedido con don Álvaro y doña Beatriz, que, embebecidos en su dicha; ni habían pronunciado la palabra amor. Y, sin embargo, esta dicha parecía irse con el sol que se ocultaba detrás del horizonte, y era preciso apartar de delante de los ojos aquel prisma falaz que hasta entonces les había presentado la vida como un delicioso jardín. "

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CAPÍTULO XI

           Doña Beatriz, no menos atemorizada que subyugada por su pasión, salió apoyada en su doncella y entrambas llegaron a tientas a la puerta del jardín. Abriéronla con mucho cuidado, y volviendo a cerrarla de nuevo se encaminaron apresuradamente hacia el sitio de la cerca por donde salía el agua del riego. Como la reja, contemporánea de don Bernardo el Gotoso, estaba toda carcomida de orín, no había sido difícil a un hombre vigoroso como don Álvaro arrancar las barras necesarias para facilitar el paso desahogado a una persona, de manera que cuando llegaron ya el caballero estaba de la parte de adentro. Tomó silenciosamente la mano de doña Beatriz, que parecía de hielo y la dijo:
-Todo está dispuesto, señora; no en vano habéis puesto en mí vuestra confianza.
Doña Beatriz no contestó, y don Álvaro repuso con impaciencia:
-¿Qué hacéis? ¿Tanto tiempo os parece que nos sobra?
-Pero, don Álvaro -preguntó ella-, con sólo la mira de ganar tiempo ¿a dónde queréis llevarme?
El caballero le explicó entonces rápida, pero claramente, todo su plan, tan juicioso como bien concertado, y al acabar su relación doña Beatriz volvió a guardar silencio. Entonces la zozobra y la angustia comenzaron a apoderarse del corazón de don Álvaro que también se mantuvo un rato sin hablar palabra, fijos los ojos en os de doña Beatriz que no se alzaban del suelo. Por fin, acallando en lo posible sus recelos, le dijo con voz algo trémula:
-Doña Beatriz, habladme con vuestra sinceridad acostumbrada. ¿Habéis mudado por ventura de resolución?
-Sí, don Álvaro -contestó ella con acento apagado y sin atreverse a alzar la vista-, yo no puedo huir con vos sin deshonrar a mi padre.
Soltó él entonces la mano, como si de repente se hubiera convertido entre las suyas en una víbora ponzoñosa y clavando en ella una mirada casi feroz, le dijo con tono duro y casi sardónico:
-¿Y qué quiere decir entonces vuestro dolorido y extraño mensaje?
-¡Ah! -contestó ella con voz dulce y sentida-, ¿de ese modo me dais en el rostro con mi flaqueza?
-Perdonadme -respondió él-, porque cuando pienso que puedo perderos, mi razón se extravía y el dolor llega a hacerme olvidar hasta de la generosidad. Pero decidme, ¡ah!, decidme -continuó arrojándose a sus pies- que vuestros labios han mentido cuando así queríais apartarme de vos. ¿No vais con vuestro esposo, con el esposo de vuestro corazón? Esto no puede ser más que una fascinación pasajera.
-No es sino verdadera resolución.
-¿Pero lo habéis pensado bien? -repuso don Álvaro-. ¿No sabéis que mañana vendrán por vos para llevaros a la iglesia y arrancaros la palabra fatal?
Doña Beatriz se retorció las manos lanzando sordos gemidos, y dijo:
-Yo no obedeceré a mi padre.
-Y vuestro padre os maldecirá, ¿no lo oísteis ayer de su misma boca?
-¡Es verdad, es verdad! -exclamó ella espantada y revolviendo los ojos-, él mismo lo dijo. ¡Ah! -añadió enseguida con el mayor abatimiento-, hágase entonces la voluntad de Dios y la suya.
Don Álvaro al oírla se levantó del suelo, donde todavía estaba arrodillado, como si se hubiese convertido en una barra de hierro ardiendo y se plantó en pie delante de ella con un ademán salvaje y sombrío, midiéndola de alto a bajo con sus fulminantes miradas. Ambas mujeres se sintieron sobrecogidas de terror, y Martina no pudo menos de decir a su ama casi al oído:
-¿Qué habéis hecho, señora?
Por fin don Álvaro hizo uno de aquellos esfuerzos que sólo a las naturalezas extremadamente enérgicas y altivas son permitidos, y dijo con una frialdad irónica y desdeñosa que atravesaba como una espada el corazón de la infeliz:
-En ese caso, sólo me resta pediros perdón de las muchas molestias que con mis importunidades os he causado, y rendir aquí un respetuoso y cortés homenaje a la ilustre condesa de Lemus, cuya vida colme el cielo de prosperidad.
Y con una profunda reverencia se dispuso a volver las espaldas, pero doña Beatriz, asiéndole del brazo con desesperada violencia, le dijo con voz ronca:
-¡Oh!, ¡no así, no así, don Álvaro! ¡Cosedme a puñaladas si queréis, que aquí estamos solos y nadie os imputará mi muerte, pero no me tratéis de esa manera, mil veces peor que todos los tormentos del infierno!
-¿Doña Beatriz, queréis confiaros a mí?
-Oídme don Álvaro, yo os amo, yo os amo más que a mi alma, jamás seré del conde... pero, escuchadme no me lancéis esas miradas.
-¿Queréis confiaros a mí y ser mi esposa, la esposa de un hombre que no encontrará en el mundo más mujer que vos?
-¡Ah! -contestó ella congojosamente y como sin sentido-; sí, con vos, con vos hasta la muerte entonces cayo desmayada entre los brazos de Martina y del caballero.
-¿Y qué haremos ahora? -preguntó éste.
-¿Qué hemos de hacer? -contestó la criada- sino acomodarla delante de vos en vuestro caballo y marcharnos lo más aprisa que podamos. Vamos, vamos, ¿no habéis oído sus últimas palabras? Algo más suelta tenéis la lengua que mañosas las manos.
Don Álvaro juzgó lo más prudente seguir los consejos de Martina, y acomodándola en su caballo con ayuda de Martina y Millán salió a galope por aquellas solitarias campiñas, mientras escudero y criada hacían lo propio. El generoso Almanzor, como si conociese el valor de su carga, parece que había doblado sus fuerzas y corría orgulloso y engreído, dando de cuando en cuando gozosos relinchos. En minutos llegaron como un torbellino al puente del Cúa y, atravesándolo, comenzaron a correr por la opuesta orilla con la misma velocidad.


El Señor de Bembibre
ENRIQUE GIL Y CARRASCO

EL SEÑOR DE BEMBIBRE


        Había en el lugar una familia cuyo padre era D. Alonso Ossorio quien se había casado con Blanca de Balboa teniendo dos hijos y una hija. Los dos hijos habían muerto y la hija se llamaba Beatriz, su padre al ver su belleza y su edad, estaba buscando un hombre para casarla. Allí habían dos familias nobles para casar a su hija con alguno de ellos. Uno era D. Álvaro Yáñez que vivía con su tío D. Rodrigo. Por otro lado había otro hombre que también pretendía la mano de Beatriz, que era Conde de Lemos. Beatriz y Don Álvaro se enamoran y  él le pide que no se entregue al Conde de Lemos, ya que su padre ha decidido casarla con él, pero al ver el señor de Arganza el rechazo de su hija, decide meterla en un convento.
         Beatriz le mandó una carta a D. Álvaro con su criada contándole su situación. Se citan en la iglesia. Allí se reunen D. Álvaro y Beatriz, prometiéndose amor eterno, sin embargo, los enamorados deben separarse. Al cabo de un tiempo  el conde de Lemos vuelve a pedir la mano de Beatriz. Entonces, ella le pide a su padre que la deje hablar con el conde y Beatrz le confiesa que su corazón era de otro, él le dijo que no importa y que con el tiempo llegará a quererlo. El padre de Beatriz y el Conde deciden que la boda será en tres días.
          Desesperada, Beatriz dijo a su criada Martina que se inventara algo para salir del monasterio y contarle todo lo ocurrido a D. Álvaro. La criada se inventó que su padre se estaba muriendo y necesitaba ir a verlo. Así Martina se dirigió hacia la casa de D. Álvaro y se lo contó todo. Don Álvaro le pide a la criada que le diga a Beatriz que salga a pasear por la fuente del monasterio. Ella lo espera y Don Álvaro se la lleva. Pero por el camino son sorprendidos por el monje del monasterio impidiéndoles el paso. Así Beatriz le dio de recuerdo a D. Álvaro un anillo y un trozo de su trenza. D. Álvaro le dijo que si alguna vez moría su escudero le llevaría a ella su anillo y su trozo de trenza.
          Beatriz enferma el día de la boda y su padre se arrepiente del daño que le ha hecho. En la guerra Don Álvaro es gravemente herido y en el lecho de muerte pide a su escudero que lleve sus objetos a Beatriz. La madre de esta enferma y pide a su hija antes de morir que no se meta a monja y se case con el Conde. Ella creyendo que Don Álvaro ha muerto, accede al matrimonio. Pero al cabo de un tiempo, Doña Beatriz se encuentra con dos caballeros que son Don Álvaro y su escudero. Él siente que su amada lo ha traicionado al casarse con otro y toma los votos de la orden del temple. Lucha contra el conde en la batalla y este  muerte. El padre de Beatriz se arrepiente de haber separado a su hija del hombre que amaba, pero ya es tarde porque Beatriz está muy enferma y le quedan pocos días de vida. Su padre lo arregla todo para que puedan casarse y así lo hacen.  Doña Beatriz muere, así como también su padre,  y El señor de Bembibre, Don Álvaro, enloquece.

LA PROSA ROMÁNTICA

Características
         La prosa romántica recoge las características generales del Romanticismo.
·         Exaltación del yo. Se expresan los temas desde un subjetivismo y es importante lo individual. Se expresan emociones y sentimientos.
·         Libertad. El hombre defiende su derecho a ser libre y rechaza las normas.
·         Nacionalismo. Los autores muestran un apego a la nación, a su país.
·         Evasión. Puesto que están insatisfechos con el mundo que le rodea, se evaden a mundos medievales, legendarios y remotos.
·         Descripciones de la naturaleza con un carácter dinámico. Las tormentas y los lugares desolados muestran el interior triste y melancólico del poeta.
·         Imaginación. Les atrae lo imaginativo, lo original.
·         Irracionalidad y muerte. Gusto por la muerte, lo irracional y el más allá. En las obras aparece la muerte, lo macabro y lo grotesco.
La novela histórica
         Fruto de la evasión y del gusto por lo lejano de estos autores, nace un tipo de novela denominada novela histórica, en la que el escritor desarrolla una sucesión de hechos enmarcados en un acontecimiento histórico real. Es decir, se mezcla la ficción y historia. Estos acontecimientos suelen estar inspirados en la Edad Media.
         El autor europeo más importante que compone novela histórica es Walter Scott, que destaca por su obra Waverley, Ivanhoe o Rob Roy. Otros autores son Alejandro Dumas, con Los tres mosqueteros, Víctor Hugo, que compone Los miserables y Mary Shelley, famosa por su novela Frankestein.

LA PROSA ROMÁNTICA ESPAÑOLA
        Dentro de la prosa del Romanticismo español, vamos a destacar fundamentalmente dos subgéneros: la novela histórica y el cuadro de costumbres.
La novela histórica
       Como ya hemos explicado, la novela histórica es un tipo de novela en la que los hechos que suceden a los protagonistas se encuentran situados dentro de un acontecimiento o momento histórico real.
         El autor más importante de la novela histórica en España es Enrique Gil y Carrasco, que alcanza la fama con su obra El señor de Bembibre. La obra comienza así:
         En una tarde de mayo de uno de los primeros años del siglo XIV, volvían de la feria de San Marcos de Cacabelos tres, al parecer, criados de alguno de los grandes señores que entonces se repartían el dominio del Bierzo (...)

         Junto a Gil y Carrasco y su obra, debemos añadir también la obra Sancho Saldaña, de José de Espronceda, que igualmente narra los amores frustrados de los protagonistas.
El cuadro de costumbres

El costumbrismo es una tendencia artística en la que la obra de arte busca reflejar las costumbres de la sociedad.
         En literatura, el cuadro de costumbres, es un tipo de texto breve que muestra acciones sencillas de la vida cotidiana con personajes reales y creíbles. Predomina la descripción de los personajes y los lugares y se defiende lo tradicional frente al progreso.                                                             
Los autores más importantes del costumbrismo literario en España son Ramón de Mesonero Romanos (Escenas matritenses) y Serafín Estebánez Calderón (Escenas andaluzas)

Mariano José de Larra
         Mariano José de Larra nació en Madrid, aunque pasó gran parte de su infancia en Francia. Fue escritor, periodista y político y es uno de los máximos exponentes del Romanticismo literario.
         Escribió cuadros de costumbres, artículos periodísticos, un drama histórico Macías, obras poéticas y una novela histórica El doncel de don Enrique el Doliente, ambientada en la Edad Media.
         Sus artículos se pueden clasificar en:
·         Artículos de costumbres. Larra reflexiona sobre la situación cultural y los valores de la sociedad española.
·         Artículos políticos. Critica tanto a los carlistas y partidarios del absolutismo como a los liberales.
·         Artículos de crítica literaria. En estos artículos se refleja la formación ilustrada del escritor.